La reapertura de uno los símbolos más emblemáticos de la ciudad, fin de semana del 17 y 18 de enero, ha traído consigo, como particular característica, la completa metamorfosis de sus tan conocidas luces nocturnas. No ha sido debido a nuestros éxitos deportivos durante la última década, ni en homenaje a la masa de emigrantes españoles que hemos venido a esta ciudad en busca de una oportunidad laboral. No, no nos llevemos al engaño. Ha sido a razón de la alianza corporativa, que tendrá como acuerdo una duración de dos años, con el gigante americano de refrescos Coca-Cola, tomando así el relevo de su anterior colaborador, EDF Energy.
Esta cooperación no repercutirá de ninguna manera en sus servicios y tarifas de precios, ya que solo será notoria desde el punto de vista de Marketing y Merchandising. Durante los próximos dos años la noria más famosa del mundo pasará a llamarse Coca-Cola London Eye, sus capsulas pasarán a tener impreso los logotipos de la marca de refrescos, y sus trabajadores, lucirán uniformes de trabajo rojos.
Aunque al parecer ha habido gran número de ciudadanos en contra de esta iniciativa por temor a la perdida de identidad de uno de los mayores iconos comerciales y atractivo turísticos de la capital del imperio británico, Nicola Ratcliffe, directora del London Eye, en una charla impartida en octubre de 2014 a los alumnos del Máster de Turismo y Hostelería en la Universidad de London South Bank, hizo hincapié en esta colaboración empresarial como una gran oportunidad de mercado para así obtener una mayor franja de consumidores tipo entre su competidores directos, como el Shard, y una gran ventaja internacional para la empresa que realmente controla su funcionamiento, Merlin Entertainments, cara a su mayor competidor a nivel global, Disneyland Resorts.
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